Hola, Hola..!!!!
La vida de una mujer está llena de retos, y en el ámbito laboral no es la excepción. Además de los desafíos profesionales, muchas veces enfrentamos algo aún más difícil: el equilibrio de los múltiples roles que desempeñamos cada día. Ser profesionales, madres, hijas, amigas, parejas, etc. y hacerlo todo bien es una expectativa que nos acompaña constantemente. Sin embargo, a menudo estos diferentes roles no son reconocidos ni valorados como deberían, lo que añade una capa más de presión a nuestra vida cotidiana.
1. El desafío del equilibrio entre trabajo y vida personal:
Uno de los mayores retos es lograr ese balance entre nuestras responsabilidades laborales y nuestras vidas personales. Nos encontramos haciendo malabares entre ser madres, hijas, amigas y profesionales. ¡Y parece que siempre tenemos que estar al 100% en todo! Pero la realidad es que somos humanas. Es importante organizarse y ser realistas con lo que podemos abarcar. Establece límites claros entre el trabajo y el hogar, respétalos y, sobre todo, respétate a ti misma. No pasa nada por decir “no” cuando lo necesitas. Priorizarse no te hace egoísta, te hace más fuerte.
2. La falta de reconocimiento y desigualdad salarial:
Muchas mujeres desempeñan múltiples roles y aún así enfrentan la desigualdad salarial. Es doloroso que el esfuerzo, el sacrificio y la dedicación que ponemos tanto en nuestros trabajos como en nuestros otros roles a menudo no se valoren adecuadamente. Es vital aprender a hablar, exigir lo que nos corresponde y reconocer nuestro propio valor. Rompamos ese miedo que muchas veces nos frena de negociar por mejores salarios y posiciones. Creer en nuestro propio valor es el primer paso hacia el reconocimiento que merecemos.
3. Los estereotipos de género y los diferentes doles de la mujer:
Los estereotipos nos han colocado en posiciones difíciles. En el trabajo, si somos demasiado suaves, nos perciben como débiles, pero si somos asertivas, nos etiquetan de mandonas. Además, el mundo parece olvidar que, además de nuestro trabajo, tenemos roles importantes fuera de la oficina. Ser madre o cuidadora, por ejemplo, no se ve igual que en el caso de los hombres. ¿Cómo superar esto? Siendo fieles a nosotras mismas. Reivindicando que podemos ser líderes, cuidadoras, profesionales y amigas, y que ninguno de estos roles debe subestimarse. No tienes que encajar en una sola caja. ¡Sé todo lo que eres, y no te disculpes por ello!
4. El síndrome del impostor: Un reto interno
Uno de los desafíos más comunes es el famoso síndrome del impostor. Esa sensación de que no merecemos nuestros logros o que, en algún momento, alguien “descubrirá” que no somos lo suficientemente buenas. Y si a esto le añadimos el hecho de que muchas veces nuestros múltiples roles no son valorados como deberían, el sentimiento se intensifica. La verdad es que eres increíblemente capaz, y cada uno de esos roles que equilibras, tanto dentro como fuera del trabajo, es una muestra más de tu fortaleza. No dejes que la duda te detenga.
5. La falta de oportunidades de liderazgo:
Aunque las mujeres estamos cada vez más presentes en el ámbito laboral, muchas veces se nos niegan las posiciones de liderazgo. Y aquí es donde también entran los múltiples roles que asumimos: la idea de que ser madre o tener una vida personal activa puede “distraernos” de nuestras responsabilidades profesionales. Pero esto no es cierto. Si algo tenemos las mujeres, es una increíble capacidad para gestionar, liderar y equilibrar. No tengas miedo de levantar la mano, postularte para esas posiciones y mostrar todo lo que puedes aportar. Si tus múltiples roles te han enseñado algo, es cómo ser una líder efectiva.
El valor de los diferentes roles en la vida de una mujer:
Una de las realidades más complejas para nosotras es que el trabajo no es nuestro único rol. Somos mujeres, madres, amigas, cuidadoras, líderes, y todo esto lo hacemos simultáneamente, con amor y esfuerzo. Sin embargo, muchas veces este multitasking no es reconocido en su justa medida. Es fundamental que nosotras mismas valoremos y reconozcamos cada uno de esos roles, porque todos ellos forman parte de nuestro éxito. Ser madre o cuidar de nuestra familia no nos hace menos capaces en el trabajo, de hecho, nos hace más resilientes y con habilidades excepcionales para resolver problemas y manejar el estrés.
La fuerza de la comunidad y el autocuidado:
Siempre me ha sostenido el poder de la comunidad. Rodearte de otras mujeres que también enfrentan los mismos retos es una fuente de fortaleza. Nos apoyamos unas a otras, aprendemos juntas y celebramos nuestras victorias. No estás sola en este camino. Y recuerda, cuidar de ti misma es una prioridad. A veces, el mayor reto es darnos permiso para descansar, recargar y recordar que no podemos hacerlo todo, todo el tiempo. El autocuidado no es un lujo, es una necesidad.
Podemos resumir que: una mujer tiene múltiples roles y por lo tanto infinito poder.
Los retos laborales para una mujer son innegables, pero también lo es nuestra capacidad de superarlos. Cada uno de los roles que asumimos nos hace más fuertes, más versátiles y más poderosas. No dejes que nadie te diga lo contrario. Sigue adelante, confía en ti misma y sigue rompiendo barreras. Recuerda siempre que tú eres la protagonista de tu propia vida y por lo tanto escribes tu propia historia.
Bye, Bye.!!